Por María de los Milagros Montell
Para responder a esta cuestión debemos mirar a la empresa con una «mirada financiera» y tratar de entender la decisión que enfrenta el «gerente general» que busca incrementar los recursos administrados, es decir los Activos, para lo cual precisará fuentes de financiación, que serán Pasivos o Patrimonio Neto.
¿Por qué podría preferir endeudarse y pagar un interés en lugar de realizar un aumento de capital y pagar un dividendo?
Analicemos cada situación:
Si toma préstamos, además de devolver el dinero prestado, la firma tendrá que pagar un interés. Ese interés no solo implica una erogación de fondos, sino que desde ya es un costo para la empresa. Sin embargo, si la empresa tiene ganancias año tras año, podrá deducir el interés de la base imponible para calcular el impuesto. Al final de cuentas, el costo de financiamiento en este caso será:
Es decir, si paga 100 de interés pero puede deducirlo de su impuesto a las ganancias cuya alícuota (tasa de impuesto) es 35%, el costo financiero termina siendo $65, esto sería $100 de interés menos $35 de impuesto.
A su vez, vale la pena mencionar que los $35 que se ahorran al calcular el impuesto se denominan escudo fiscal.
En conclusión, solicitando un préstamo tendrá un costo financiero equivalente a la tasa de interés menos el escudo fiscal y una erogación de fondos equivalente a la devolución del préstamo y al pago del interés, la cual dependerá de las condiciones pactadas en el contrato.
Consideremos ahora la posibilidad de solicitar el dinero a los accionistas mediante el aumento de capital. En este caso, los accionistas no podrán pretender la devolución del capital emitido como ocurre en el caso de los préstamos, sino que estarán asumiendo un mayor riesgo por la inmovilización del aporte que realizan. La ventaja para el accionista es que ese dinero aportado le otorga derechos sobre la compañía, pero por otro lado está asumiendo lo que se denomina un riesgo residual que significa que cobrarán dividendos luego de que la firma haya hecho frente a sus obligaciones exigibles.
Por lo tanto, es de suponer que pretendan a cambio de su inversión una rentabilidad que será superior a la tasa de interés del préstamo. El impacto para la firma será que tendrá un costo de financiación superior porque el dividendo es mayor que el interés, pero además, en la mayoría de los países, el dinero pagado a los accionistas como retribución por su inversión no se puede deducir del impuesto a las ganancias, es decir, no se genera ningún escudo fiscal.
Hasta aquí podemos concluir que el costo financiero del capital de los accionistas es mayor que el costo financiero del capital de terceros.
Entonces, ¿el gerente general deberá tomar siempre préstamos en lugar de solicitar un aumento de capital?
No siempre será así. Para poder llegar a las conclusiones del apartado anterior, tenemos que considerar el ciclo de vida de las empresas. Generalmente, las que pueden acceder a este tipo de alternativas son las empresas maduras que ya pagan regularmente impuesto a las ganancias. Según cuál sea el mercado financiero en el que operen, podrán conseguir préstamos de terceros provenientes de títulos de deuda colocados a tasas competitivas en el mercado en el que cotizan, más que préstamos bancarios a tasas superiores.
Para una PYME o empresa en que está en la etapa de lanzamiento o de crecimiento, no siempre se aplica esta posibilidad, porque como no cotizan en bolsa, los únicos préstamos a los que pueden acceder son los bancarios, los suelen ser más costosos que la emisión de un título de deuda en el mercado. A su vez, cabe considerar que no siempre esta categoría de empresas pagan impuesto a las ganancias regularmente, por lo que poco les serviría el escudo fiscal mientras su resultado impositivo sea un quebranto. Claro que si en los siguientes años revierte la situación de pérdida impositiva, generalmente las leyes del mundo permiten tomar a favor los quebrantos de años anteriores.
Además de la consideración del ciclo de vida de la empresa, habrá que considerar la estructura de financiamiento de la empresa frente a este tipo de decisiones. Cualquier firma puede incrementar sus pasivos colocando más deuda, pero a medida que aumenta su endeudamiento, también aumenta el riesgo de no pago. Por lo tanto la tasa de interés del segundo pasivo colocado probablemente será mayor que la obtenida para el primero y así sucesivamente.
Por lo tanto, podemos concluir que las firmas no pueden colocar indefinidamente más y más pasivo para financiar sus recursos, sino que cada una deberá hacerlo manteniendo un equilibrio entre riesgo, rentabilidad y liquidez.
Del mismo autor en este blog:
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