Howard Gardner: La inteligencia nos hará libres

En esta entrevista, el psicólogo Howard Gardner explica por qué su teoría de las «inteligencias múltiples» complementada por ciertos valores nos llevarán –según él– a vivir un mundo mejor. Además, el análisis de las novedades de esta teoría.  

Por Andrés Hax  

Howard Gardner, un ilustre pero humilde psicólogo de 65 años que enseña en la universidad de Harvard, se ha dedicado la vida a investigar una de las preguntas más enigmáticas de todas las preguntas enigmáticas (esas preguntas cómo: ¿Cuando y cómo nació el Universo?). La pregunta de Gardner es: ¿Qué es y cómo funciona la inteligencia humana?

Su contribución más importante (y la más dramática) al campo de la psicología cognitiva es su teoría de las inteligencias múltiples. En apretada síntesis, lo que postula esta hipótesis es que no hay un solo tipo de inteligencia genérica en todos los seres humanos; la que se puede medir, por ejemplo, con una prueba de coeficiente de inteligencia. Todo lo contrario. Años de investigación y trabajo de campo le llevaron a discernir siete distintos tipos de inteligencias bien específicas y diferentes entre ellas. El explicó esto por primera vez en 1983, en su libro Estructuras de mente: la teoría de inteligencias múltiples.

Las inteligencias que «descubrió» entonces eran: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical, corporal/cinética, interpersonal e intrapersonal. Aunque la hipótesis no llegó a establecerse como ley científica, tuvo un impacto contundente en varios campos intelectuales; particularmente en la educación, porque pensando mediante el esquema de Gardner es posible elaborar una pedagogía que enfoca al individuo y permite extraer lo mejor de cada persona, evitando las hipótesis que implícita o explícitamente suponen que se forma a las mentes en modo uniforme y aplanadoramente.

A lo largo de más de 20 libros Gardner ha profundizado y amplificado su trabajo sobre la inteligencia humana, siempre con una combinación de rigor y creatividad científica por un lado, y con una profunda fe en el gran potencial del ser humano, tanto el individuo como los grupos. Ahora, en su último libro –recién editado en la Argentina– Gardner plantea un conjunto de valores que, según él, deberíamos desarrollar si queremos que la humanidad lleve a cabo la transición a este complejísimo y peligroso siglo XXI con paz y con la posibilidad de construir un mundo mejor.

En Las cinco mentes del futuro (Paidós) no trata de plantear nuevas inteligencias, sino que reflexiona sobre los valores que las complementan: la mente disciplinada, la mente sintética, la mentecreativa, la mente respetuosa y la mente ética. En la introducción, Gardner sostiene que «la supervivencia de nuestro planeta puede que dependa del cultivo de estas cinco disposiciones mentales.» Estos últimos 8 años de los Estados Unidos han sido oscuros y destructivos. Pero si algo de ese país sigue en pie y sigue siendo un ejemplo para el mundo, es su gran sistema universitario.

Howard Gardner, demostrando su mente respetuosa, respondió a un pedido por correo electrónico de Ñ de ser entrevistado dos horas después de recibirlo. Aceptó contestar preguntas por escrito. Y cabe destacar que las contestó en el mismo día de recibirlas, agregando un afectuoso saludo y pidiendo que la nota se le enviará una vez publicada.

¿Es válido entender «Las cinco mentes» como extensión de la teoría de las inteligencias múltiples? ¿Se pueden complementar las inteligencias?

No es una extensión natural. La teoría de Inteligencias Múltiples es un intento de explicar cómo funciona la mente humana, cómo se ha ido evolucionando. Es un esfuerzo descriptivo y científico. Las cinco mentes del futuro es enteramente preceptivo –describe cómo deberíamos educar mentes en el futuro. La teoría de las múltiples inteligencias podrá ser probada correcta o incorrecta en el futuro.

Mis «cinco mentes» serán juzgadas según cuán útil resultan. Dicho eso, hay algunos puntos de conexión. La mente respetuosa y la ética dependen de las inteligencias personales. La mente sintética probablemente refleja las fortalezas del individuó sintetizador (en mi caso, depende fuertemente de una inteligencia naturalista y lingüística mientras que otros podrían depender más de inteligencias espaciales y lógicas).

Este libro mira hacia el futuro. ¿Cuáles son los más importantes riesgos, por un lado, y oportunidades, por otro, para la humanidad en este nuevo milenio?

No tengo algo particularmente original para decir sobre este tema. Lejos, la amenaza más grande es el aniquilamiento nuclear u otro desastre provocado por el hombre como por las armas biológicas y químicas. En segundo lugar está la amenaza del cambio climático que podría tornar ciertas partes del mundo inhabitable y dejar a miles de millones de personas sin alimentos y agua. Es justamente por estas razones que yo enfatizo la importancia de la ética y del respeto. Sin estas virtudes la probabilidad de sobrevivir como una especie es muy baja.

Creo también que requerirá una capacidad de síntesis para solucionar estos problemas tan enormes. No podemos depender solamente de especialistas. Entonces, mi preocupación por estas amenazas a la humanidad han guiado mi elección de mentes que debemos cultivar. En cuanto a las oportunidades: ahora vivimos en un mundo masivamente interconectado y eso no va a cambiar. Nunca volveremos a ser tribus separadas o ni siquiera naciones-estados. Entonces tenemos la oportunidad de construir políticas morales, sociales y económicas que atraviesan toda la humanidad.

¿Hay una edad en la cual ya es muy tarde para cultivar las cinco mentes? ¿Está dirigido más bien a la gente joven aún en formación?

Nunca es demasiado tarde de intentar mejorar tu mente, y tus mentes. Pero, por ejemplo, la mente respetuosa tiene que comenzar a desarrollarse muy pronto después del nacimiento. Una vez que llegas a ser adulto es muy difícil hacer que alguien sea ético si no lo ha sido durante toda su vida. O de hacerlo ser creativo si eso no se fue desarrollando durante la vida entera.

En este sentido en la adultez podríamos enfocarnos en las otras mentes: la mente disciplinada y la mente sintética. Todos individuos necesitan disciplina, respeto y ética. Pero es posible que podamos dirigir a ciertas personas más hacia la mente sintética que la creativa, y viceversa. A medida que las máquinas y la inteligencia artificial se vuelven más sofisticadas, muchas tareas que desarrollan los humanos pasarán a robots y programas de computación.

Aunque suena como ciencia ficción, ¿este panorama no está contemplado en «Las cinco mentes»? 

Sí. Nunca deberíamos ceder nuestras responsabilidades y decisiones más importantes a las máquinas sin que tengan supervisión y interacción humana. Un ejemplo dramático sobre lo que puede fallar se ve en la reciente catástrofe financiera en todo el mundo. Muchos de los instrumentos financieros, como los derivados, son tan complicados que los humanos no pueden entender las decisiones que están hechas por procedimientos mecánicos y algorítmicos. Creo que esto es un desastre.

El criterio humano y la sabiduría humana son de primera importancia. Perder eso nos llevará al abismo. Este es uno de los motivos por los cuales me opongo al enfoque en todo el mundo en la ciencia, ingeniería, matemáticas y tecnología de la exclusión de la educación estética, ética y moral. Son aún más importantes que el cálculo integral o las estadísticas. Necesitamos menos Alan Greenspan y Milton Friedman y mas Martin Luther King y Mahatma Gandhi.

Con todos los beneficios de Internet también viene el fenómeno de sobrecarga de información. ¿Cómo recomienda usar la Red para aprender y mejorar?

Internet llegó para quedarse y tiene muchos beneficios. Pero nadie debería pasar todo su tiempo pegado a la pantalla de la computadora. Es malo para el bienestar mental y físico. Además uno debería variar su dieta: no solamente jugar videojuegos, no solamente surfear la Web, no solamente estar en redes sociales. Lo más importante para señalar es que estamos sobrecargados de información, mucha de la cual es de valor dudoso. Una de las habilidades más valiosas, yendo hacia adelante, es la habilidad de síntesis: de saber a qué prestarle atención y cómo combinar información para poder entenderla, recordarla y poder comunicarla efectivamente a otras personas.

Necesitamos pasar más tiempo aprendiendo cómo sintetizar bien y usar ese «músculo mental» efectivamente. Algo bueno de Internet es que puede activar varias de las inteligencias. Ya no estamos limitados a aprender solamente de libros y ponencias. Podemos jugar juegos que enriquecen nuestros conocimientos y hacer uso de nuestras inteligencias espaciales, musicales, corporales y personales. Y más conocimientos pueden ser accesibles para más personas.

La psicología cognitiva dice que se demoran unos diez años en dominar una materia. A partir de esto, ¿es posible iniciar el aprendizaje de una disciplina a los 40 o a los 50?

Hablando como una persona de 65 años sería ingenuo de mi parte si dijera que uno puede aprender cosas tan bien a los 40 o 50 que a los 10 o los 20 años. Simplemente no se puede. Y esto no cambiará en el futuro salvo que se inventen potenciadores cognitivitos. Sin embargo, uno sí puede mejorar su maestría personal sobre la disciplina. Uno no empieza con una tabula raza. Pero algunos aspectos de un arte, disciplina o oficio se podrían aprender en una edad mayor. Pero, en general, es mejor arrancar temprano.

Sábado 22 Nov 2009

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Fuente: Revista Ñ
Imagen: Intelligence

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Los 10 principios del aprendizaje del futuro

Por Andrés Ubierna

Los modos en los que se aprende fueron cambiando en forma notable durante las últimas dos décadas aprovechando el avance innovador de las tecnologías. Según la investigación encarada por Cathy Davidson y David Goldberg, y publicada en su reciente paper The Future of Learning por MIT Press, las instituciones de aprendizaje han cambiado a una velocidad mucho menor.

Los autores proponen 10 princpios con los cuales articular el pensamiento de las futuras organizaciones de aprendizaje.

  • Auto aprendizaje
  • Estructuras horizontales
  • De la autoridad presunta a la credibilidad colectiva
  • Una pedagogía descentralizada
  • Aprendizaje en red
  • Educación  a código abierto
  • Aprendizaje como conectividad e interactividad
  • Aprendizaje durante toda la vida
  • Instituciones educativa como movilizadoras del redes
  • Escalabilidad y simulación flexible

Para quienes les ocupe el tema de los sistemas de aprendizaje, arriba dejé el enlace a este artículo por si desean leerlo completito… bien interesante.

Cambiando abruptamente el eje da la conversación,  te propongo ahora que compartas cuáles son las estrategias, actitudes, valores y prácticas que facilitan tu aprendizaje dentro del trabajo y en la vida en general.

Acá van algunos de los factores que suelen ayudar:

  • Basar la autoestima en la habilidad de aprender, y no en lograr siempre los resultados que queremos, ya que esto último no depende sólo de nosotros.
  • Dedicar tiempo a reflexionar sobre qué cosas podemos mejorar y cómo hacerlo.
  • Evaluar los resultados que conseguimos, inluyendo la calidad de las interacciones que mantenemos y el nivel de bienestar que experimentamos.
  • No defendernos y buscar entender a quienes nos muestran formas distintas a la propia para hacer las cosas mejor.
  • Dialogar sobre los errores con foco en mejorar a futuro, en vez de focalizarnos en el pasado.
  • Asumir responsabilidad incondicional frente cualquier circunstancia, y especialmente ante el error, y meternos con nosotros mismos, sin buscar culpables allí afuera.
  • Reconocer con humildad los límites de las formas propias de ver las cosas.
  • Tener clara una meta superadora, mantenerla presente y comprometerse en su consecución.
  • Pedir ayuda, y aceptar ayuda
  • Chequear si nuestras maneras actuales de pensar y observar lo que sucede, están contribuyendo a las dificultades que tenemos para mejorar.
  • Crear una red o grupo confiable de respaldo y aprendizaje, y reunirse con frecuencia.
  • Prestar atención a la emocionalidad, detectar sobrecargas emocionales y percatarse de cualquier distorsión cognitiva.
  • Vivir con intensidad e impecabilidad, esforzándose por mantener la coherencia entre el comportamiento y los valores.
  • No desperdiciar energía peleándose con lo que pasa cuando lo que pasa no coincide con lo que queremos que pase, y perseguir lo que queremos sin resignarse ni rendirse.
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La parálisis por análisis…

problemasLa verdad que mientras me preparaba la cena y mi subcosnciente trabajaba…en no se que!,  me ha venido a la cabeza mi propia torpeza de anoche  al intentar abrir un bote de colutorio para enjuagarme la boca.  No ha habido forma humana…leyendo las instrucciones, probando de mil y una maneras, y nada , que no hay tu tía! . Finalmente me fui a la cama, enfadada conmigo misma,  sin enjuagarme la boca con el colutorio de amarras. Esta mañana, lo primero que he hecho es comprarme uno diferente en la farmacia de al lado de mi casa, fijándome cuidadosamente en los tapones y asegurándome de que cogía uno estándar. Y a que viene esta trivialidad?? Viene a cuento del  concepto del “problema” y de cómo lo abordamos.

Para ello os transcribo un relato perteneciente al libro “La culpa es de la vaca” que refleja muy plásticamente este concepto.

–Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo. El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger a quien tendría ese honor. “Voy a presentarles un problema-dijo-. Aquel que lo resuelva  primero será el nuevo guardián del templo”. Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre éste un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: “Este es el problema”.

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelona, la frescura y elegancia de la flor…¿qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el florero con determinación y lo tiró al suelo.

“Usted es el nuevo guardián–le dijo el gran maestro, y explicó—: Yo fuí muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. Puede tratarse de un florero de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En estos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo”

Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vueltas, comentarlos…Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: ” Su problema no es nada…espera a que le cuente el mío!”

Se ha dado en llamar “parálisis por análisis” a este proceso de contemplación e inacción. Pero…¿Y la solución?

Fuente: El Blog de Lorena Ubierna. Post original aquí.

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Pensamiento y Planeamiento Estratégico

Programa de desarrollo social. Secretaría de extensión universitaria. UBA. Entidades sin fines de lucro. Introducción y herramientas básicas para la gestión. Eudeba, Buenos Aires, 1999.

Adjetivar a un pensamiento como estratégico implica al menos intuir la existencia de otras formas de pensamiento. En efecto, esta división no sólo es posible, sino absolutamente necesaria de hacerla, pues las formas de pensar deben adecuarse a las necesidades temporales en que ese pensamiento debe aplicarse.

(…)

En un escenario signado por el cambio y la transformación, las formas de pensar tradicionales basadas en la repetición histórica, infiriendo que lo que va a ocurrir es más de lo mismo, caen abruptamente ante nuevas realidades (…) si pretendemos pensar tradicionalmente para encarar las nuevas situaciones, atípicas, graves pues se refieren a lo social, requieren de creatividad, innovación, imaginación, reflexión original y, además de todo ello hacerlo de una manera continua, produciendo aprendizaje de los resultados alcanzados y capitalizando experiencia de situaciones y escenarios análogos.

Ello no implica que el pensamiento estratégico per se constituya una sofisticación de altísima racionalidad y razonamiento analítico, sino un pensamiento interactivo que desarrolla la inteligencia a través de su práctica y que autoproduce conocimientos para incrementar la capacidad de generar alternativas viables para definir objetivos y transformarlos en resultados.

Si el pensamiento tradicional procura forzar las situaciones de la realidad para adecuarlas a los esquemas rígidos preelaborados, el pensamiento estratégico opera a la inversa, es decir produce esfuerzos notables por entender e interpretar el entorno, el escenario, el espacio donde debe desarrollar su actividad y donde están instaladas las necesidades, en una búsqueda persistente para adaptar y aprovechar la mejor combinación de los recursos existentes.

La influencia del pensamiento estratégico en la sociedad contemporánea ha sido de una magnitud tal que permitió crear modelos adaptativos (blandos) para suministrar un ordenamiento que al menos posea una lógica básica que nos permita manejarnos adecuadamente para enfrentar situaciones ambiguas y complejas. De allí que, dentro del pensamiento estratégico, se prioriza el análisis de cada uno de los componentes que conforman una situación, para potenciar las capacidades de razonamiento acerca de cada uno y volverlos a reestructurar con una óptica más ventajosa.

Los fenómenos del mundo real, léase las situaciones a resolver, no siempre siguen una tendencia lineal, más bien escasamente pueden analizarse linealmente, por lo tanto, descomponer una situación en sus elementos y volverlos a ensamblar constituye un ejercicio que resulta la especialidad más destacada de un órgano vital: el cerebro humano.

De allí que el pensamiento estratégico contrasta fuertemente con el pensamiento convencional cuya metodología de razonamiento se basa en la linealidad y la repetición, pensamiento automatizado, de respuesta previsible, que aplica una norma permanente ante situaciones similares, contrastando con la intuición pura, que de alguna manera es un atributo positivo y necesario en términos del ideario del pensamiento estratégico.

En el pensamiento estratégico se combinan elementos múltiples y complejos pero, quizás, uno de los aspectos más importantes es que puede ser aprendido, o sea que invirtiendo en conocimiento podemos transformar pensamiento tradicional en pensamiento estratégico.

La multiplicidad de elementos sustantivos despejan azar, golpes de suerte, casualidades exitosas cambiando el horizonte hacia una renovación del pensamiento asentado en valores que responden a una lógica con mayores posibilidades de transformar objetivos en resultados.

(…)

En Modelando estrategia, un reconocido autor de las ciencias de la dirección, Henry Mintzberg, plantea muy claramente las relaciones de complementariedad y ambigüedad entre el pensamiento intuitivo que origina iniciativas originales provocadas por la creatividad y la innovación y su transformación, intermediando el razonamiento analítico en una estrategia o curso de acción que va tomando forma en sus etapas de elaboración, formulación e implementación como proceso interno del planeamiento estratégico.

Pero el término «modelando» incorpora la diferencia entre la artesanía y la racionalidad absoluta.

Cuando hablamos de modelos, estamos evocando una destreza y dedicación que parte sin ninguna forma, pero que está en la intimidad mental e intencional del que la impulsa. Por ello, frecuentemente, un pensamiento estratégico al ser traducido al lenguaje cotidiano tiene incomprensiones pues, hasta tanto el modelaje vaya tomando forma explícita, que pueda ser comunicada, ofrece restricciones a la racionalidad del proceso de planeamiento. De allí que el concepto de modelaje captura mucho mejor el proceso del cual resultan las estrategias efectivas; es decir, aquellas que alcanzan el resultado esperado y deseado cuando se definen los objetivos.

La imagen de la planificación estratégica resulta imprescindible para el mejor aprovechamiento de los recursos, generalmente escasos, pero no debe adherirse a ella sin reservas.

Uno de los desafíos prioritarios lo constituye, para el estratega, el conocimiento de las capacidades y recursos de la organización tanto actuales como potenciales para reflexionar acerca de las direcciones estratégicas correctas y viables. Hay un trabajo dual, el del artesano que parte de un material sin forma alguna, pero tiene en su mente con claridad el objetivo a lograr -una figura, un objeto- y la componente racional inclinada a la planificación estratégica que define los pasos, etapas o procesos para llegar al resultado.

Los dirigentes son artesanos y la estrategia su arcilla. Por un lado el pasado de la organización, su historia, valores, cultura y estilo de funcionamiento; es decir, la particular identidad que diferencia una entidad de otra, que puede a veces condicionar fuertemente y restringir un futuro promisorio en términos de aprovechamiento de las oportunidades o necesidades del contexto a satisfacer. De allí que la estrategia se define como alguna forma de plan, de orientación explícita para la conducta futura. Combina intencionalidad con deliberación, por lo tanto modela pensamiento con acción y actitud de cambio. De ello se deriva una expresión mayor y más comprometida que se identifica como cambio estratégico. Cuando a esta expresión recurrimos, estamos vinculando dos procesos: la necesidad de cambiar, complementada con hacerlo de una manera abrupta, contundente, repensando de otra forma, girar el enfoque, cambiar el centro de la cuestión. Es un tipo de cambio, el estratégico, que parte de paradigmas y enfoques de la realidad más sustantivos y centrales.

De allí que la planificación estratégica debe ser reconocida por lo que es, un medio, no para crear estrategias sino para programar estrategias ya formuladas trabajando formalmente sus implicancias, su naturaleza esencialmente analítica, basada en la descomposición en elementos; mientras que, en cambio, el proceso de formulación y elaboración de estrategias es esencialmente sintético.

Por ello que el intento de crear estrategias a través de la planificación formal conduce o a extrapolar las existentes o a copiar las estrategias de otros.

Ello no disminuye el rol de los planificadores que, obviamente, tienen su participación en la elaboración y formulación, pero ello es fundamentalmente con referencia a la necesidad de información y como fogoneros para estimular a otros a que piensen estratégicamente.

El medio ambiente no cambia de manera regular o sobre una base ordenada y rara vez también se producen cambios dramáticos continuos. La clave, entonces, es detectar discontinuidades, turbulencias, situaciones con originalidad propia, que no tienen precedentes y allí emerge la necesidad de modelar la estrategia adecuada, sutil, exclusiva.

El cambio constante obliga a convivir con el pensamiento y el planeamiento estratégico pues este tiende a atrofiarse en los períodos de larga estabilidad.

El tema es manejarse dentro de una orientación estratégica capaz de detectar el perfil de necesidades y planificar estratégicamente las únicas o múltiples alternativas para satisfacerlas.

La gestión estratégica es un camino que se recorre en conjunto, más identificada con la visión y el compromiso que con las técnicas analíticas. Por ello, los responsables de gestionar estratégicamente, en ambientes participativos y solidarios desarrollan capacidades para detectar pautas emergentes y para ayudar a que tomen una forma concreta de implementación. Como las flores que aparecen inesperadamente en un jardín, algunas estrategias emergentes deben ser cosechadas inmediatamente, pues resulta una forma positiva de capitalizar pensamiento espontáneo, creativo, innovador, es decir, estratégico. Lo que realmente se llama: esa es una buena idea.

Autor: Marcelo E. Albornoz ver página del autor
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Algunas formas de pensar que asesinan a las oportunidades de mejora

Por Andrés Ubierna

Cuando los resultados que alcanzamos no coinciden con los que deseamos lograr, se abre una oportunidad para aprender a hacer las cosas mejor. A veces no alcanza con diseñar estrategias de acción más efectivas a partir de estas situaciones en las que no fuimos efectivos. Se presentan circunstancias en las que hacer lo mismo mejor no alcanza para producir la mejora que buscamos, y es allí cuando se abre la posibilidad de producir mejoras revolucionarias desafiando la forma en la que estamos pensando el problema, percatándonos de los supuestos y obviedades desde las cuales operamos, cuestionando y reinventando el patrón de pensamiento.

Uno de los problemas que enfrentamos cuando enfrentamos un problema es la forma en la que pensamos el problema.

 

 

Encontré entre mis papeles del master la siguiente anécdota que escuché de Horacio Rieznick, un compañero de camino en este viaje de aprendizaje, y que sirve para muchas reflexiones, entre ellas la que propongo en este artículo.

Sir Ernest Rutherford , presidente de la Sociedad Real Británica Premio Nobelde Química en 1908 , contaba esta historia real.

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.

Leí la pregunta del examen y decía: “Establezca cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro”. El estudiante había respondido:

Llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.

Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.

Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirlo y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta:

Tomo el barómetro, lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio y mido el tiempo de caída con un cronómetro. Después aplico la fórmula:
Altura de caída = 0,5 x g x t^2 (donde g = aceleración de la gravedad constante = 9,8 m/seg2; y t= tiempo de caída). Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.

Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta.

– Bueno – respondió – hay muchas maneras. Por ejemplo, tomás el barómetro en un día soleado y medís la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?.

Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomás el barómetro y te situás en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subís las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y contás el número de marcas hasta la azotea. Multiplicás al final la altura del barómetro por el número de marcas que hiciste y ya tenés la altura.

Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que querés es un procedimiento más sofisticado, podés atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea del edificio la velocidad es cero, y si tenemos en cuenta la medida de la velocidad del barómetro cuando pasa por la perpendicular del edificio en trayectoria circular, de la diferencia de ambas velocidades, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atás el barómetro a una cuerda y lo descolgás desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo podés calcular la altura midiendo su periodo de precesión.

En fin, – concluyó – existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: “Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo”.

En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr , físico danés, premio Nobel de física en 1922 , más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

La historia es verídica, pero lo que me interesa es destacar esta posibilidad que tenemos de pensar de diferentes formas una misma situación, y que a veces las respuestas convencionales a los problemas actuales, nos cierran las puertas a la generación de mejoras.
 
Según Gary Hamel , aunque pasaron más de 90 años desde la muerte de Max Weber , las convenciones básicas de su mirada sobre el fenómeno organizacional, siguen teniendo gravitación mental.

Por eso, mi invitación de hoy es a que comentes una o más convenciones, o estrategias de pensamiento vigentes (en uso, aunque no se lo reconozca públicamente por que hacerlo no le hace bien a nuestra imagen) que consideres inefectivas y que propongas cambiar para lograr mejoras superlativas.

Acá van algunas de las que por mi parte propongo revisar:

  • Todo vale y el fin justifica los medios, aunque con el discurso se afirme lo opuesto.
  • Definir unilateralmente los objetivos de mejora, sin escuchar a los que pueden verse afectados por esta definición.
  • No dejarse influenciar por los demás y aparentar lo contrario.
  • Esconder información relevante y compartir sólo aquello que apoye el propio punto de vista.
  • Justificar cierta mala decisión aduciendo que se tomó para cuidar a los demás (“No te quise molestar”).
  • No indagar y escuchar para responder en lugar de hacerlo para entender.
  • Reprimir las emociones propias y ajenas, en lugar de regularlas, pensando que está mal emocionarse en el trabajo.
  • Ser protagonista de los éxitos y víctima de los fracasos.
  • No enfrentar el conflicto, evadiéndo la situación conflictiva, a pesar de su permanencia y sus consecuencias.
  • No hablar de temas controvertidos y simultáneamente, aparentar que todo es discutible.

¡¡¡Espero con muchas ganas leer los comentarios con tus propuestas de cambio!!!

Fuente: Puerto Managers Blog. Post original aquí.

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El método de las 5C para hacer realidad las metas y proyectos

Por Germán 

WebAyunate  

Todos nosotros, en mayor o menor medida, tenemos sueños, metas y proyectos que nos gustaría poder cumplir para ser más felices, tener un mayor ingreso, conocer nuevos lugares, etc. Lamentablemente, es muy común que el tiempo se nos pase sin que jamás logremos dar ni siquiera un solo paso hacia ese objetivo deseado.

La causa más frecuente es la falta de claridad y de enfoque, este método de las 5C busca acercarnos a nuestras metas en 5 simples etapas:Claridad, Concreción, Compromiso, Concentración y Celebración.

La idea es poder reconocer la necesidad de ir cumpliendo con estas etapas, una por una, hasta conseguir lo que queremos. Este método no garantiza el éxito, pero si nos permite ser mucho más ordenados y eficaces a la hora de emprender cualquier tipo de proyecto personal o laboral.

Siguiendo las 5C vas a ver como aquellos planes que parecían tan lejanos se vuelven tangibles y realizables. A continuación, la descripción de cada una de las etapas.

1. Claridad

Si uno no tiene una idea clara de qué es lo que quiere, lo más probable es que ni siquiera podamos intentar arrancar a hacer algo al respecto. Muchas veces se nos ocurren ideas y planes, pero de manera borrosa o poco precisa. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es tomarnos un tiempo, para pensar acerca de lo que nos gustaría hacer y tratar de especificarlo y aclararlo lo más posible.

Tener claridad no significa no tener dudas, sino más bien tener una sensación bastante concreta acerca de lo que nos proponemos hacer.

2. Concreción

Una vez que tenemos en claro que es lo que queremos hacer, a dónde queremos llegar, cuál es nuestra meta, es hora de definirconcretamente las acciones necesarias para cumplir nuestros objetivos.

Cuando nuestra idea se convierte en una lista de tareas, es mucho más fácil de visualizar y concentrar nuestra energía en avanzar en busca del objetivo.

3. Compromiso

Al llegar a este punto, tu idea o proyecto va a tener una forma bien clara y definida así como también las tareas que hacen falta para llegar al objetivo. Entonces es el momento de asumir el compromiso de empezar a hacer algo. Este punto suele ser el más crítico, el pasar de la observación y el análisis, a la acción.

Frecuentemente, nos entusiasmamos con nuevas ideas y nos pasamos días enteros haciendo listas y programando actividades, que al fin y al cabo, sabemos que no vamos a poder cumplir, debido a que tenemos tantos proyectos en vista, pero no comenzamos ninguno. Como dice el dicho el que mucho abarca, poco aprieta… Esta situación puede ser muy frustrante, ya que vemos como cada idea nueva va a parar a una pila de proyectos que ni siquiera pudimos empezar.

Aquí es dónde entra a jugar nuestro compromiso, ya que una vez que definimos nuestra lista de acciones, es hora de ponerse manos a la obra para ir cumpliendo con cada uno de los items.

4. Concentración

Con concentración no nos estamos refiriendo a convertirnos en yoguis, sino más bien en enfocar toda nuestra energía mental y física, nuestrosrecursos monetarios, nuestros contactos y todo lo que tengamos a disposición para lograr el objetivo deseado.

Si no alcanzamos el nivel adecuado de concentración, lo más probable es que cada tarea nos parezca interminable y a la larga perderemos la motivación para seguir adelante.

5. Celebración

La gente tiende a restarle importancia a este punto. Asi como hay un momento para trabajar y esforzarse, también debe haber un tiempo para relajarnos, celebrar y reconocer lo que hemos logrado. No es cuestión de celebrar solamente los grandes sucesos, sino más bien, los pequeños pasos que vamos dando hacia nuestro objetivo. La idea no es dar una fiesta para 400 personas con canapés de caviar y champagne, la celebración tiene más que ver con ese momento que nos tomamos para sentirnos bien acerca de lo que acabamos de lograr. Es la mejor manera de evitar el burnout y alegrarnos un poco la vida, ¿no les parece?

Y ustedes ¿tienen muchos proyectos inconclusos? ¿Creen que este tipo de métodos les puede ayudar a completar más objetivos personales? Los invito a dejar sus experiencias y comentarios.

Fuente: Productive Flourishing.

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Fuente: Pensamiento Imaginactivo. Post original aquí.

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5 tácticas para lograr tus objetivos cuando la vida te interrumpe

Establecer objetivos: más fácil decirlo que hacerlo

Hablar de tus metas te aleja de ellas

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Hablar de Tus Metas Te Aleja de Ellas

Por David Cantone

Tienes un proyecto entre manos que te tiene muy ilusionado. Incluso te cuesta conciliar el sueño. Tienes unas ganas locas de compartir con otra persona tu planes. Al final acabas contándoselo a tu madre y a tus amigos. De hecho casi cada día les hablas de ello.

Mal. Sin tú saberlo cada vez que le cuentas a alguien tus planes te estás alejando de tu meta.

¿Cómo puede ser? ¿No debería ser bueno contarles a otros sobre nuestros proyectos?  Así nos pueden apoyar o aconsejar ¿no?

NO. Evita siempre que puedas contar a otros los proyectos que tienes en mente llevar a cabo o no se harán realidad.

Estudios demuestran que aquellas personas que hacen públicas sus intenciones es menos probable que terminen por llevarlas a cabo. Por contra, quienes no hablan de sus planes tienen más probabilidades de llevarlos a buen término.

La explicación

Si hablas de tus proyectos o planes con otras personas creas en tu cerebro la ilusión de que ya lo has llevado a cabo. Eso te produce una satisfacción, suficiente para perder motivación en lo que planeabas hacer.

Como dijo Derek Sivers, de quien descubrí esta teoría en que se basa el artículo: “El cerebro confunde el decir con el hacer”.

¿Qué sucede cuando nos sentimos satisfechos? Que ya no queremos más. Por lo tanto, no seguimos buscando eso que se supone que nos tendría que reportar la satisfacción, es decir, la terminación del proyecto.

Tiene sentido ¿Verdad? ¿Cómo te sentiste la última vez que hablaste con alguien de un proyecto en el que estabas trabajando? Te sentiste bien estoy seguro. Una sensación de realización personal recorrió tu cuerpo.

Cuando eso ocurre mentalmente estás sustituyendo el auténtico logro (acabar tu proyecto) por una simulación del logro (“realidad social” de algo que no ha ocurrido).

La realidad social en este caso se produce cuando uno dice algo y otros lo escuchan. Ese algo es percibido como real (realidad social) sea real o no lo sea.

Por lo tanto, no es tanto el decir tus planes en voz alta sino el hecho de que sepas que otra persona conoce tus planes. Es esa realidad social lo que te hace sentir de forma prematura una sensación de satisfacción por algo que todavía no se ha llevado a cabo.

Por la misma razón, en otro estudio se ha descubierto que si tienes éxito en un objetivo (comer comida sana) al servicio del cumplimiento de una meta mayor (estar en buena forma) eres más propenso a reducir tus esfuerzos en otros objetivos (por ejemplo hacer ejercicio o dejar de fumar) conducentes a esa misma meta. ¡Interesante!

Bien veamos ahora . . .

La solución

La solución es muy simple aunque no siempre es fácil. Como ya debes suponer se trata de no contar tus planes o proyectos hasta que estos sean una realidad.

En otras palabras: haz más, habla menos.

Ahora bien, si eres como yo difícilmente te podrás contener siempre. Simplemente llega un momento que explotas y lo sueltas todo.

Ahora sabes que hablar de tus planes tiene un efecto contraproducente en tu motivación. Por lo tanto, cada vez que tengas ganas de hablar de tus proyectos piénsatelo dos veces.

¿Quiere esto decir que no podré contar nunca más mis planes? No, ni mucho menos.

Cómo contar las cosas

De hecho contar tus planes puede llegar a ser positivo siempre y cuando lo hagas en una de las dos maneras que te propongo a continuación.

1: Retrasando la satisfacción. Contarlo a medias

Le cuentas a otra persona que estás trabajando en algo, pero lo haces de una forma tan vaga que esta otra persona no sabe en realidad qué estás haciendo o qué planeas hacer.

De hecho, se lo has contado únicamente para pedirle que se interese por tus avances de forma periódica en el tiempo y así tú te obligues a avanzar en el proyecto. Eres persona de palabra. No quieres quedar mal delante de él o ella.

Le dices que cuando lo termines se lo cuentas con más detalle. Eso aumentará tu motivación por terminar pues cada día que pase tendrás más ganas de contárselo.

La vaguedad en tu relato es importante. Si concretas demasiado estarás creando un símbolo de identidad y eso es algo que queremos evitar. El símbolo de identidad es precisamente lo que reporta esa satisfacción.

Por ejemplo, si le dices que estás escribiendo un libro sobre determinado tema estás creando un símbolo de identidad de que eres escritor y que eres experto en ese tema sobre el que escribes. Es un símbolo de identidad ilusorio, pues aún no has terminado el libro (puede que ni lo hayas empezado aún), y tú mentalmente ya te estás viendo como un escritor experto en ese tema con el libro terminado. Esa satisfacción te desmotivaría de conseguir el verdadero logro, que no es otro que terminar el libro.

El contárselo como excusa para que la otra persona controle tus avances te ayuda a mantenerte fiel a tu palabra de progresar y de no dormirte en los laureles. No hablas por hablar. Hablas con un objetivo claro: progresar hasta la terminación del proyecto.

2: Cuéntalo para sentir insatisfacción

En vez de contar tus planes para sentir satisfacción cuéntalos para sentir lo contrario: insatisfacción, desagrado, deuda o incumplimiento.

Me explico. El problema de hablar con otros de tus proyectos es que sientas una satisfacción por el simple hecho de hablar. Esa satisfacción te quita motivación para conseguir ese objetivo que persigues: la terminación del proyecto.

¿Cómo lo solucionamos? Hablamos pero lo contamos de una forma que genere en nosotros alguno de esos sentimientos contrarios a la satisfacción.

Por ejemplo: “Estoy yendo al gimnasio. Estoy determinado a ponerme en forma. Te invito a cenar si en un mes no he perdido por lo menos 6 kilos”. Generas sentimiento de deuda.

Otro ejemplo: “Quiero acabar este libro del que te hablado. No estoy avanzando como yo esperaba. A partir de hoy he de hacer por lo menos 5 páginas al día. Recuérdamelo la próxima vez que hablemos del tema”. Generas sentimiento de incumplimiento y de deber.

Bueno ya ves como va esto.

Mi recomendación. Si puedes evitarlo no hables de tus proyectos con los demás y mucho menos si lo haces por la pura satisfacción de contarlo. O al menos, sé consciente de cuando lo haces y trata de hacerlo cuantas menos veces mejor.

¿Has notado esa satisfacción después de hablar de tus metas? ¿Has perdido motivación a causa de ello? Deja abajo tu comentario.

Fuente: David Cantone. Post original aquí.

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Establecer objetivos: más fácil decirlo que hacerlo

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Establecer Objetivos: más fácil decirlo que hacerlo

Por Victoria Miles

Establecer objetivos es un secreto que conocen muy bien los atletas destacados, los hombres y mujeres de negocios y las personas exitosas en general.

Pero decirlo es muy fácil… ¡hacerlo es otra cosa!

Yo confieso que definitivamente tengo todo anotado, llevo mis listas, etc.. Pero muchas veces me encuentro que dejo de lado este excelente ejercicio. ¡Excusas siempre tenemos! Sin embargo, me obligo a retomarlo porque definitivamente es el camino a transitar y cuando lo hago veo todo mucho más claro y preciso.

Como bien diría Claudia Juarez, de Motivación Plusdefinir un objetivo te brinda cierta motivación y foco para el corto y largo plazo. Te ayuda no sólo a enfocarte en las cosas que tenés que realizar sino también a planear y organizar tus recursos y tu tiempo, e inclusive, a adquirir las habilidades que necesitás para lograrlos.

Definir claramente objetivos de corto y largo plazo te permitirá medir tu progreso y obtener satisfacción personal una vez alcanzados. Llevar algún control también te facilitará ver tus avances y los objetivos efectivamente cumplidos. Esto elimina la sensación de estar siempre corriendo detrás de cosas que tenés que hacer. Detenerte, llevar este control y ser conciente de los logros obtenidos, redundaran en una mejora de tu autoestima y potenciará tus esfuerzos y actividades.

Pero volviendo a lo básico, establecer un objetivo es tomar una decisión respecto de lo que querés hacer, tanto en el corto como el largo plazo.

Luego, detallar algunas acciones concretas a realizar para alcanzarlos. Al desglosar los objetivos en metas más pequeñas y manejables, los alcanzarás más fácilmente y evitarás desanimarte frente a proyectos demasiado ambiciosos.

A continuación, algunas ideas a considerar para establecer objetivos y alcanzarlos:

  • La actitud juega un rol muy importante.
  • La planificación realista de los tiempos es fundamental para evitar frustrase.
  • La capacitación es clave. Si necesitás ciertas habilidades para alcanzar un objetivo, el primer paso será obtener el entrenamiento necesario.
  • La situación financiera también debe ser considerada. Tenés que ser realista a la hora de definir el dinero que necesitarás o el ingreso que esperas obtener.
  • La revisión de objetivos debe ser continua y flexible. Adaptarse y realizar las correcciones adecuadas es fundamental. Planeamos algo pero luego, la realidad puede indicarnos otra cosa.

En fin, definitivamente, más fácil decirlo que hacerlo…. para ejercitarlo, te propongo un primer objetivo: Establecer tus Objetivos;-)

Por último, te recuerdo que las asistentes virtuales podemos contribuir. De hecho, no siempre es posible alcanzar tus metas solo.

¡Éxitos y buen fin de semana!

Vicky Miles - Asistente Virtual

Fuente: Asistencia Virtual en Argentina. Post original aquí.

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5 tácticas para lograr tus objetivos cuando la vida te interrumpe


Muchas veces obstáculos se pone en nuestro camino a la hora de cuándo queremos cambiar o adquirir un nuevo hábito.
Puede resultar muy frustrante y a veces es muy difícil arrancar de nuevo.

Me gustaría compartir contigo cinco tácticas para lograr tus objetivos cuándo la vida te interrumpe

1. Anticípate
. Ayuda tremendamente anticipar que hay delante. ¿Ves algunos obstáculos en el horizonte? En situaciones similares en el pasado, que hiciste? Cómo cambiarán tus rutinas estas nuevas cosas que están por venir?  Para mí por ejemplo, los fin de semanas son mi primer enemigo a la hora de crear nuevos hábitos, los fines de semana me pierdo. Pero hay otros cambios que cambia rutinas, vacaciones, los veranos, eventos grandes, cumpleaños. Esas cosas si sabes que están por venir, serán más fácil planificar para ellas. Haz que estos eventos formen parte de tu plan.
Seguimos…

2. Encuentra el camino. Los obstáculos son parte de cualquier camino. ¿Qué vas a hacer cuándo te encuentres con uno, rendirte? Espero que no. Un obstáculo es una oportunidad, y es algo que habrá que utilizar para aprender o pasar por encima. Un obstáculo no es una razón para tirar la toalla. En vez de rendirte, pregúntate a ti mismo ¿Cómo puedo esquivar este obstáculo? ¿Cómo puedo pasarlo por encima? Siempre hay una manera, tienes que utilizar tu creatividad!

3. Un paso atrás, dos para adelante. Como dije antes, te vas a encontrar con obstáculos de vez en cuando. Y no vas a poder esquivar cada uno de ellos, algunos te van a obligar tomar un paso atrás, pero deberías verlo como una oportunidad para reagruparte y pisar más fuerte la próxima vez. Un paso atrás, y dos para adelante. Forma parte del viaje.

4. Fracasa y aprende. Cuándo caigas, levántate, analiza la situación e intenta ver que pasó y aprender de ello. Todos fracasamos, de eso no hay duda. Pero no dejes que el fracaso pare tu camino, levántate y sigue. No olvides que tienes que aprender de los fracasos porque si no, no sirve para nada. Pregúntate a ti mismo: Por qué fallé? Qué me frenó? Qué obstáculos se pusieron en mi camino? Cómo los puedo esquivar la próxima vez que piso este camino?

5. Encuentra la motivación. Pasa a menudo que un desfase nos desmotiva. Nos deja tocados y hasta puede hacer que nos sintamos deprimidos. El problema en situaciones así es encontrar la motivación de nuevo. En una situación así es importante que te recuerdes a tí mismo unas cosas. Vuelve al principio y pregúntate ¿Qué me motivó a arrancar este nuevo hábito? ¿Cuál era la razón porque quería arrancar con este cambio en mi vida? Pensando en cosas así y aún mejor, los beneficios que tu vida tendrá si cambias, será mucho más fácil motivarte de nuevo.

Et voilà! ¿Tienes algúnas tácticas para añadir?

Fuente: Hábitos Vitales. Post original aquí.

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