por Pedro Muro
Es curioso, pero el título del post es una paradoja.
Realmente y aunque te suene contra-intuitivo, emprender dentro de la empresa es más fácil que emprender fuera de la misma.
Dentro de la empresa tenemos los recursos necesarios y la posibilidad de intentarlo, equivocarnos y aprender sin que las consecuencias sean, por llamarlo de alguna forma, “traumáticas”.
Pero entonces, ¿por qué es tan difícil?, o dicho de otra forma, qué impide que el acto de emprender dentro de la empresa no forme parte del ADN habitual de cualquier organización.
Si retrocedemos en el tiempo, a nuestra época escolar y analizamos “cómo ocurrían las cosas”, nos damos cuenta que desde que tenemos uso de razón nos educan para no equivocarnos, más concretamente, se castiga el error.
Nos enseñan a memorizar y demostrar lo que hemos memorizado en un examen, el que acierta aprueba y el que se equivoca suspende. No recuerdo ningún examen en el que me preguntasen mi opinión sobre algún tema.
Y esto ocurre a lo largo de toda nuestra etapa educativa, una etapa que marcará el futuro de nuestros “modelos mentales”.
Es una lección que aprendemos muy bien, cuando llegamos a la empresa, sabemos sin que nadie nos lo diga, que si acertamos tendremos un premio y si nos equivocamos, tendremos un castigo.
Ante esta situación, no es de extrañar que nadie se arriesgue a emprender.
Y cuando digo nadie, me refiero a todos, tanto directivos como trabajadores; todos tienen los mismos modelos mentales.
Sólo entendiendo la empresa como un sistema podremos eliminar estas barreras.
¿Cuales son esas barreras?
- Lo que se espera de un directivo es que sea capaz de dar beneficios con lo que otros han diseñado.
- Siempre esperamos que ocurra algo grave para actuar, no somos capaces de anticiparnos, vivimos al día, estamos centrados en el corto plazo.
- ¿Tenemos un proceso eficaz dentro de nuestra empresa para recoger todas las ideas que se generan? Pero de todas las personas que integran la organización independientemente del puesto que ocupen.
- La mayoría de los directivos no creen que la próxima gran idea pueda llegar de la persona que está arreglando los camiones de reparto (metáfora).
- Ante cualquier idea, lo primero que te preguntan es si va a tener éxito.
- ¿Cuantos directivos están dispuestos a “arriesgar” parte de los recursos que gestionan a una idea que no están seguros de que va a tener éxito?
- La gran mayoría de directivos han apostado por un modelo de gestión. ¿Qué empleado va presentar una idea radicalmente opuesta al modelo de gestión por el que ha apostado su jefe?.
- ¿Te imaginas a tu jefe diciéndote “deja lo que estás haciendo y tómate un par de horas para pensar”?
- ¿Conoces alguna empresa en la que en su slogan ponga “inventiva, adaptabilidad, innovación”?, Pocas, ¿verdad?.
- El modelo de management imperante recompensa la productividad, la disciplina, el orden, la obediencia. Convierte a los trabajadores en robots, y los robots no son capaces de innovar. Se desperdicia el mayor valor que posee una empresa, las personas, su capacidad de pensar con lo que las empresas son menos capaces que las personas que trabajan en ellas.
- Las mayoría de los directivos son jefes, creen que les pagan (y habitualmente es así) por controlar, supervisar. La diferencia entre un jefe y un líder es que el jefe se acerca a tu puesto de trabajo a controlar como trabajas y un líder se acerca a preguntarte en qué te puede ayudar.
- ¿Cuantas empresas dejan que sean los propios trabajadores los que diseñen su trabajo y asuman las responsabilidades y decisiones sobre el mismo?
- ¿Cuantos trabajadores están dispuestos a diseñar su propio trabajo y a asumir responsabilidades?, o dicho de otra forma, ¿cuantos están dispuestos a salir de su zona de confort?
- Etc, etc, etc.
¿Cómo podemos darle la vuelta a la situación?
Tal y como hemos comentado antes, lo primero es entender la empresa como un sistema.
Cuando se observa la empresa como un sistema, vemos que “todo lo que hacemos” está condicionado por la forma de entender y gestionar la organización, por el sistema.
Por lo tanto, hemos de modificar ese sistema que impide emprender dentro de la empresa.
Pero, ¿cómo?.
No podemos decirle a la organización, “a partir de ahora podéis emprender”, en sus “modelos mentales” esto solo son palabras.
Lo que tenemos que hacer es cambiar los “elementos visibles”, lo que algunos llamamos “artefactos” para generar nuevos “comportamientos” que cambien y enriquezcan las “creencias” (modelos mentales).
Invirtiendo los factores no funciona.
Pero como siempre te digo, esto es sólo mi opinión.
Gracias por leerme.
Un saludo.
Publicado en arp calidad. Post original aquí.