La problemática del Control en las Organizaciones (primera parte)

Por Gerardo O. Diez

¿Qué es el control?
Todas las decisiones dentro de una organización están sujetas a una revisión, explícita ó implícita. Desde la tarea de un operario que es supervisada por su superior, hasta las políticas implementadas por el director general que son analizadas por los accionistas. Sólo distingue a estas dos situaciones, y a todas las intermedias, el grado de libertad de acción que se supone tiene cada uno de los implicados en ellas dentro de la organización. Esta necesidad de revisión, inspección, fiscalización ó intervención de una autoridad superior está presente desde el nacimiento de la organización y se explica en la necesidad de asegurar que la gestión diaria esté orientada hacia los objetivos.
Sallenave propone a la supervivencia de la empresa como uno de sus tres únicos objetivos. El control se sustenta entonces en la necesidad de asegurar la supervivencia organizacional.
Control implica la existencia de una conducta deseable y alguna probabilidad de desvío respecto de dicho estándar.
Qué entendemos por control y cómo aplicarlo, depende de multiplicidad de factores: ¿Confiamos en las personas y su criterio?, ¿La eficiencia de la organización depende del criterio humano ó de las bondades de los procedimientos definidos ex ante?, ¿Cuál es el tamaño de la organización?, ¿En qué ambiente se mueve la organización?, etc.
En general, podemos distinguir dos concepciones del control:
El control como intervención de la autoridad: alguien detenta el poder y distingue lo que está bien de lo que no lo está, y actúa en consecuencia distribuyendo premios y castigos. El poder conferido de alguna manera (grado, liderazgo, etc.) lo habilita a ejercer el mando, fiscalizar, intervenir. Las Fuerzas Armadas son el ejemplo típico de organizaciones donde se aplica este tipo de control.
El control como autocontrol, retroalimentación ó aprendizaje de la realidad: supone en las personas que deciden alguna capacidad de discernir por sí mismas las bondades de una decisión y actuar en consecuencia. De reflexionar en función de los errores del pasado y aprender de la experiencia. En definitiva de auto regular sus acciones en función de un criterio rector que tiene internalizado y que a su vez se va enriqueciendo con el tiempo.
Como ya nos habremos percatado, cada uno de estos conceptos de control, implica una distinta valoración de la conducta humana, esto es, las personas son lo que se piensa de ellas.
A todas luces el concepto de autocontrol es el más simpático, lo más importante sin embargo, es si resulta el más eficiente en el largo plazo, tratándose de empresas que luchan por su supervivencia.
El control es básicamente una cuestión de comportamientos, individuales ó grupales. Las normas escritas ó implícitas que gobiernan una organización deberían cumplir al menos tres funciones básicas:
a) indicar las conductas deseadas ó esperables,
b) coordinar los procesos en que se dividen las funciones producto de la división del trabajo ó especialización y
c) motivar a los agentes para cumplir dichas normas.
Continuaremos analizando la problemática del Control en próximas entregas.

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