por Juan José Amilibia
La naturaleza ha dotado al hombre de cinco sentidos que constantemente nos están generando información y que nos ponen alerta ante cualquier hecho que tenga un cierto interés para nosotros.
Por ejemplo, el olfato es el que percibe ese olorcito que desprende una carne en el asador de los albañiles de la obra en construcción que está a nuestro paso, y que despierta un interés gastronómico primitivo desde el más profundo ancestro de homo sapiens, que casi podría distraer la atención de lo que les voy a relatar.
Sin embargo, ese impulso no me arrastró a otros temas, que naturalmente están asociados con él, como puede ser los valores calóricos de una dieta, la capacidad de absorber un valor de lípidos y triglicéridos, sólo por mencionar algunos elementos asociados a tal evento, por no citar a los amigos reunidos para tal convocatoria, como evento social.
Así las cosas, un simple hecho que está al alcance de nuestros sentidos, es examinado bajo la óptica de una necesidad a satisfacer y mejor aún bajo la órbita de responder la pregunta: ¿Para que sirve?
En el caso que les señalé, mi primera reacción fue la del torbellino descontrolado de una pasión, sin más consideración alguna que la satisfacer ese impulso, sin valorar las consecuencias y el sentido correcto, entendiendo por esto una cierta alineación orgánica con el resto de los valores, que se consideran rectores de una conducta.
Pero es evidente, que apenas se analiza algún fenómeno lo primero que deberíamos plantearnos es para qué sirve.
Muchos empresarios o profesionales ante un desafío, se abalanzan sobre la cuestión sometida a su accionar y comienzan a operar con método o sin él, pero sin una adecuada respuesta para la pregunta original. Así se los ve encarando un arqueo minucioso de la empresa fallida, o vendiendo los activos de la empresa para lograr mayores ingresos, sin haber obtenido la respuesta acabada del interrogante principal.
No en vano el maestro Peter Drucker se esforzaba en explicarnos cual es el objetivo de una empresa y cual es su carácter. Tal es la importancia de esta cuestión, que el diario de negocios El Cronista Comercial publica que al asumir como CEO interino en Twitter, Jack Dorsey le pidió a todo el equipo gerencial que trataran de definir para qué sirve Twitter.
A simple vista la pregunta parece inverosímil, pues en la época de las redes sociales y la electrónica, la respuesta parece obvia, sin embargo los ejecutivos no se pusieron de acuerdo.
Veamos que respondieron:
- Se sugiere que era una plataforma de medios que ofrece contenido en vivo sobre grandes eventos y celebridades.
- Es como una comunidad donde cualquier usuario puede conversar con cualquier otro en igualdad de condiciones.
- Es un santuario de libre expresión
El ejecutivo no se amedrentó y decidió pedir ayuda a los clientes, por ello bajo el hashtag #DescribeTwitterin3words (describí Twitter en tres palabras)
Las respuestas no se hicieron esperar y los usuarios lanzaron una andanada de mensajes de todo calibre. A modo de ejemplo se pueden mencionar algunos como:
. libertad de expresión
. no para viejos
. infierno que consume tiempo
La firma está siendo acosada por un creciente estancamiento de la audiencia, que el producto no atrae y que no retiene usuarios. Consecuencias lógicas cuando los directivos de una empresa no pueden identificar para qué sirve la misma.
“Muchas veces, suele decir Warren Buffet (magnate de las finanzas), cuando el río está crecido no sabemos que nadadores tienen puesto su traje de baño, pero cuando las aguas bajan nos llevamos muchas sorpresas”.
Un analista de “Sun” Rust Robinson Humphrey, dijo: ¿es sólo un nicho ó puede esa utilidad ampliarse a miles de millones de personas que ha probado Twitter y se fueron?
Lo cierto es que la cantidad total de usuarios se elevó en los últimos dos años a 304 millones, el número de tuits diarios se mantuvo en cerca de 500 millones. Por el contrario, pese a ser mucho más grande que Twitter, Facebook siguió creciendo a un ritmo estable. Se dice que Twitter quizás haya provocado una revolución, pero es Facebook quién se apoderó del mundo.
Jack Dorsey ofreció su propia definición de lo que puede ser Twitter: “tan sencillo como mirar por la ventana y ver lo que está sucediendo” mientras que también es “el micrófono más poderoso del mundo.” Prometió hacer que “el producto sea más fácil y más atractivo para más gente.”
Lejos está la época en que para saber a que se dedicaba una empresa uno tenía que dirigirse a la primera hoja de los estados contables donde se ensayaba resumidamente la actividad del ente, ó tal vez en el estatuto ó contrato social donde se desplegaba el objeto social, que contenía un detalle legal de la actividad que desarrollaría la empresa, cuando la esencia está en determinar “Para que le servirá su producto ó servicio a los clientes.”
Esta realidad, muestra que el verdadero desafío es decidir en que nos focalizamos. Sobre la mesa están los gustos, deseos, y necesidades de los clientes, nuestra habilidad residirá en darnos cuenta que lo hagamos esté en línea con estas características. Como cuando concurrimos al terapeuta para que nos diga que debemos hacer, cuando él está esperando que maduremos y nos demos cuenta solos de ello.
Del mismo autor en este blog:
El Sistema de Presupuesto Integral (serie de dos post).
La innovación empresarial a través de la gestión estratégica.